Resumen: | ¿Por dónde empezar un curso de historia para estudiantes cuyos intereses profesionales transitan otros caminos? Cada maestrito con su librito. El nuestro, por lo pronto, parte de una constatación: la inmensa mayoría de quienes transitan nuestras aulas portan una concepción tradicional que, en el mejor de los casos, entiende a la historia como una cronología de acontecimientos políticos e institucionales, un listado de nombres y fechas, una descripción de hechos objetivos e indiscutibles. En el peor, una invención, más o menos verdadera, que depende del punto de vista de quien la escribe, o un relato binario articulado alrededor del bien y del mal. Este capítulo, por el contrario, argumenta que es necesario pensar en términos de problemas y procesos en lugar de hechos; de sujetos y actores colectivos en lugar de individuos y personalidades; de análisis y crítica en lugar de descripciones, memorizaciones y valoraciones morales. Se sustenta en la convicción de que reflexionar sobre cómo se investiga y estudia el pasado es un buen punto de partida para pensar el mundo históricamente (Vilar, 2001).
|