Resumen: | Podría pensarse que la frase de la poeta Laura Wittner "las cosas no son signos" es una afirmación pasible de ser suscrita por varios de los poetas argentinos recientes, en quienes los contornos y los colores cambiantes de una nube que pasa, una prenda olvidada en una percha, o las plantas de los balcones vecinos puntúan las estaciones, el paso del tiempo y el transcurso de los estados de la materia y de los estados de ánimo, éstos últimos apenas esbozados por medio de una descripción o una pequeña narración, en los que el humor y la auto ironía son los recursos con que se huye de lo sentimental. Es sólo en la mirada que se aferra, insistente y dubitativa a la vez, a la percepción, a los objetos y a las palabras, que puede darse, como un don profano, una epifanía. Entonces el poema surge como otro territorio, un territorio a marcar y demarcar, como ese pedazo de terreno que se limpia cuando se va a acampar, que, trabajado, desbrozado, va a ir adquiriendo sentido por el artilugio de ser habitado y poblado de cosas y enseres, que, como huellas de un paso de lo humano por esos parajes, se vuelven testimonio o testigos de existencia. El objetivo del trabajo es seguir estos recorridos en los que el materialismo y la epifanía parecen intersectarse en Fabián Casas, Laura Wittner y Martín Gambarotta.
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