Resumen: | El presente trabajo tiene como objetivo describir y analizar la participación de los adultos mayores en instancias de educación no formal como una forma de inclusión social que repercute positivamente en la calidad de vida de los involucrados y en el resto de la sociedad. Para ello, se realiza una revisión teórica incluyendo los conceptos de empoderamiento y generatividad, íntimamente ligados al de participación social. El empoderamiento es concebido como una toma de poder que fortalece la autoestima y la conciencia política de las personas, permitiendo un posicionamiento como sujeto de derecho. Aplicado a las personas adultas mayores, implica una convicción en una fuerza alternativa y activa, en contra de los mitos tradicionales de dependencia. En cuanto al concepto de generatividad, de difusión reciente, puede sintetizarse como el desarrollo de actividades que producen bienes o servicios de interés para la familia, la comunidad y/o la sociedad. Ambos conceptos implican una visión positiva de la vejez y contribuyen a modificar el imaginario social. De esta manera, se describe cómo la participación de los Adultos Mayores que se deriva de las propuestas educativas puede observarse en tres variantes o niveles distintos, favoreciendo distintas formas de inclusión: en principio, la mera inclusión en los talleres con la consecuente asistencia a sedes universitarias (inclusión social-educativa); en segundo lugar, la participación política a través de asociaciones estudiantiles y la elección de representantes (inclusión política); por último, una tercera variante está constituida por las propuestas de participación que surgen desde las aulas pero van más allá de ellas (inclusión social-comunitaria), como son los viajes a congresos, publicaciones u otras actividades de difusión de las producciones, así como trabajos comunitarios y de voluntariado que favorecen la colaboración intergeneracional. Finalmente, se concluye el valor de estas intervenciones al promover la inclusión social de los adultos mayores, favoreciendo la participación y el desarrollo de actividades generativas y de empoderamiento, en pos de un imaginario social más positivo. Por último, se destaca la necesidad de que las propuestas se expandan aún más a espacios comunitarios, considerando que la oferta educativa está en gran parte consolidada, y que desarrollar actividades de transferencia -entre ellas, la difusión de producciones, el trabajo comunitario y el intergeneracional- constituye hoy en día el mayor desafío a futuro para que la oferta educativa no funcione como una forma más de exclusión y aislamiento donde los mayores queden relegados a un espacio de encierro.
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