Resumen: | Al hablar del estudio científico de la psicología, enseguida se plantean cuestiones epistemológicas, metodológicas y ontológicas. Cuestiones epistemológicas: ¿En qué consiste el carácter científico de la psicología? ¿Qué es la psicología? ¿Cómo se ubica frente a las ciencias sociales, las ciencias naturales, la filosofía y las prácticas sociales? Cuestiones metodológicas: ¿Qué métodos aseguran un conocimiento científico en la psicología? ¿Qué relaciones y diferencias hay entre los métodos de otras ciencias y los de la psicología? Cuestiones ontológicas: ¿qué tipo de realidad y desarrollo tienen los fenómenos psicológicos, y especialmente los de la especie humana? ¿Cómo afecta esto el conocimiento de los mismos? La comprensión profunda de estos problemas y la búsqueda de alternativas sólidas no pueden llevarse a cabo sin un examen crítico de la historia de la disciplina. El presente trabajo analiza el impacto diverso de las tradiciones positivistas en la psicología como ciencia, tanto en sus múltiples orígenes en el siglo XIX, como en sus transformaciones en el siglo XX, y la presencia de ese legado en el desarrollo actual de la psicología. Se busca contribuir a la reflexión sobre el papel que cumple la noción de positivismo y neopositivismo en las interpretaciones que los propios psicólogos realizan de sus prácticas investigativas y de intervención, y el papel que cumplen en la conformación de la identidad disciplinar.Se parte de la idea de que se ha tendido a vincular el surgimiento de la psicología científica a fines del siglo XIX y principios del siglo XX con la fundación de laboratorios de psicología experimental y con el uso del método experimental y la cuantificación (uso de la estadística y de los tests mentales y pruebas de aptitudes), y este proceso mismo con un movimiento genéricamente positivista, que también imprimió a la psicología un fin práctico de intervenir en diversas prácticas sociales, como la clínica, la educación, la política, la criminología, el trabajo, etc., para contribuir al progreso social. Luego, se señala el impacto del positivismo lógico a partir de la década de 1930 en la concepción norteamericana de la psicología científica, con la noción de operacionalización y cierta idea de ciencia y de metodología de contrastación empírica, que, más allá de los cambios teóricos, seguirá siendo dominante en la formación de grado de los psicólogos y en la llamada mainstream de la psicología académica. A la vez, en los ámbitos académicos en donde predominan perspectivas psicoanalíticas como en muchas universidades públicas de la Argentina, se detecta un uso generalizado del adjetivo positivista para calificar despectivamente cualquier investigación que apele al método experimental, a la cuantificación, o incluso, a algún tipo de estudio empírico. Este uso poco riguroso y basado en el desconocimiento histórico y de las herramientas conceptuales básicas involucradas hace necesario volver a revisar la historia de la disciplina desde estas preguntas y a la vez, elucidar los conceptos clave, a fin de contribuir a sentar las bases para un examen crítico de la producción actual en psicología y para delinear la agenda a nivel local y en interrelación con los desarrollos internacionales.
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