Resumen: | La configuración de la clase burguesa en Rosario presenta un conjunto de problemáticas que la dotan de especificidad a nivel regional. Entre ellas, la práctica del coleccionismo y el desarrollo de una pujante vida asociativa aparecen como dos elementos fundamentales para develar una de las tantas caras de la construcción de un orden burgués. En este sentido, las trayectorias particulares de dos conspicuos hombres de negocios de Rosario, Juan B. Castagnino y Odilo Estévez Yañez, dan cuenta del afianzamiento tanto a nivel económico como simbólico de un grupo de notables que lenta y paulatinamente comenzaba a cerrar filas y a perfilarse en el espacio público como la elite. Es justamente durante las cuatro primeras décadas del siglo XX cuando se comienza a consolidar el mundo del arte a nivel local, lo que implicaba no solamente la aparición y perdurabilidad de lugares de enseñanza de pintura y escultura, sino también el surgimiento de ámbitos de exposición, compra y venta de obras locales, nacionales y extranjeras, que fueron marcando el rumbo para la afirmación de un mercado del arte propiamente dicho. La importancia concedida al fomento y desarrollo del gusto por la cultura artística daría lugar a la emergencia de diferentes asociaciones, tanto civiles como municipales, que se arrogarían el papel de mecenas; así como también, en un segundo momento, de salones, muestras y museos destinados a albergar lo que por aquel entonces se detentaba como alta cultura. En tales escenarios, nuestros actores pautarían normas de comportamiento y consumo cultural propias que, a posteriori, influirían en la demarcación de una memoria colectiva, materializada a partir de la donación de buena parte de sus colecciones privadas a instituciones de carácter pública
|