Resumen: | El proceso de urbanización e industrialización que comenzó en Chile a desde fines del siglo XIX significó un aumento explosivo de lo que Salvador Allende en el año 1935 denominaba "enfermedades sociales". Estas no eran sino producto de las malas condiciones de salubridad, unido a la miseria de la clase obrera, el hacinamiento, falta de vivienda, mala alimentación y extremas condiciones laborales. Tales condiciones traducidas en una alta tasa de morbilidad traía consigo altísimos niveles de mortalidad; siendo la infantil una de las más altas del mundo, oscilando entre 30hasta el 50de los nacidos vivos. Ante este panorama el Estado -aunque no muy enérgico los primeros años del siglo XX- y en particular una elite médica-pediátrica articularán un discurso desde el punto de vista de la ciencia, cuyo principal objetivo era disminuir la mortalidad infantil. De este modo se estableció una cúpula pediátrica organizada en el Patronato Nacional de la Infancia que actuaba como la autoridad en lo que refería a la crianza de los niños, introduciéndose en la vida familiar al momento de cuestionar a las madres su rol de cuidadoras y sanadoras. En este sentido, las decisiones en torno a los niños comienzan a ser monopolizadas por la disposición pediátrica, eliminando de manera importante la esfera de influencia de la madre en relación al cuidado del niño, ya que muchas de las decisiones no debían hacerse según los médicos "sin consultar antes en un dispensario". Buscamos mediante el análisis de dos Cartillas de Puericulturas (Una de ellas elaborada en 1912 por uno de los pediatras más importarte de Chile, Luis Calvo Mackenna y presentada en el Primer Congreso Nacional de Protección a la infancia, y la otra, elaborada por la Cruz Roja durante la semana de la madre en 1929) aproximarse a este pensamiento médico social infantil surgido en la primera mitad del siglo XX chileno, el modo en que se posiciona en torno a prácticas y saberes tradicionales y la relación con un proceso más amplio de formación del Estado social. Consideramos estas cartillas como una fuente primordial para el estudio del discurso sobre la salud de los infantes y los problemas sociales existente detrás de dichas consideraciones médicas. Ambas ampliamente difundidas a la población en las llamadas "Gotas de Leche" y posteriormente en el Registro Civil en el momento de que las parejas contrajeran matrimonio. La experiencia chilena a partir de la década del 30 responde mucho a otras realidades latinoamericanas donde es el Estado quien enérgicamente establece las medidas sanitarias y benéficas hacia la población vulnerable. Antes de dicha fecha creemos que puede marcarse un quiebre con la situación de realidades como la Argentina, donde por ejemplo el Patronato Nacional de Menores nace al alero del gobierno dependiendo económicamente y legalmente de éste. El Patronato Nacional de la Infancia en Chile a diferencia, nace por iniciativa privada, particularmente al alero de una elite médica y con fondos de sus miembros, financiado con donaciones y venta de sus publicaciones
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