Hacerse puto en la cárcel. Monstruos, delincuentes y maricas en el cine argentino

Detalles Bibliográficos
Publicado en: En la otra isla. No. 8 (2023),116-129. Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Universidad de Buenos Aires Facultad de Filosofía y Letras. Instituto de Artes del Espectáculo, 2023 Artículos
Autor Principal: Rubino, Atilio Raúl
Formato: Artículo
Temas:
Acceso en línea:https://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/art_revistas/pr.16976/pr.16976.pdf
https://www.enlaotraisla.com/index.php/Laotraisla/article/view/101
Resumen:En este artículo retomo una de las tesis que Jeffrey Jerome Cohen (1996) planteó para hablar del monstruo en la cultura, la de la policía de los bordes, para pensar dos películas de fines de los noventa y principios del 2000 como La Furia (1997) y Plata quemada (2000) como una clausura de un modo de representación cinematográfica de la homosexualidad vinculado a la criminalidad y la delincuencia. Plata quemada puede ser considerada como una reformulación marica del género de gánsteres. La cárcel se convierte en un espacio utópico en el que, como dice uno de los personajes, uno puede volverse puto. De este modo el devenir marica y criminal se convierte en una liberación respecto al mundo capitalista. Al contrario, en La Furia se plantea la historia de un joven encarcelado injustamente y allí se juega la vinculación de la homosexualidad con la violencia machista. Lo que está en peligro es el ano castrado del hombre cis hetero. Ambas películas plantean asimismo diferentes regímenes de la mirada. En esa última se exhibe el cuerpo del protagonista a la mirada marica sólo para sancionarla como perversa y monstruosa. En Plata quemada, en cambio, las miradas entre los personajes y del espectador generan un rompimiento de los bordes que separan la camaradería heterocismasculina y la homosexualidad.
In this article I take up one of the theses that Jeffrey Jerome Cohen (1996) put forward to talk about the monster in culture, that of the policing of borders, to think about two films from the late 1990s and early 2000s, such as La Furia (1997) and Plata Quemada (2000), as a closure of a mode of cinematic representation of homosexuality linked to criminality and delinquency. Plata Quemada can be seen as a queer reformulation of the gangster genre. Prison becomes a utopian space where, as one of the characters says, one can become a faggot. Thus, becoming a queer and a criminal can turn into a form of liberation from the capitalist world. On the contrary, in La Furia, the story of a young man who is unjustly imprisoned is presented, and there the link between homosexuality and macho violence is played out. What is in danger is the castrated anus of the cis-hetero man. Both films also pose different gaze regimes. In the latter, the protagonist's body is exposed to the queer gaze only to sanction it as perverse and monstrous. In Plata Quemada, on the other hand, the gazes between the characters and the spectator generate a rupture of the borders that separate cis-hetero-masculine camaraderie from homosexuality.
Descripción Física:p.116-129
ISSN:ISSN 2796-9924