Resumen: | El Eje parecía invencible; sus avances arrolladores habían teñido grandes áreas: Japón tomaba Malasia, Singapur, las islas del Pacífico y se apoyaba sobre regímenes nacionalistas títeres. Rommel llegaba a Tobruk y El Alamein, amenazando en su centro al imperio inglés. Pero, en la Unión Soviética, los ejércitos de la Wehrmacht tropezaron y cayeron ante la obstinada resistencia de Stalingrado y la tenacidad de los defensores de Leningrado. Sin embargo todavía está lejos la batalla final y aún no se ha abierto el segundo frente europeo que los soviéticos reclaman. La crónica y el documento gráfico siguen las oleadas de pleamar y reflujo del Eje, y testimonian la heoricidad de una resistencia que muy poco se convertirá en ataque [descripción del editor].
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