Los balbuceos entre ruinas en Ver lo que veo de Roberto Burgos Cantor

Detalles Bibliográficos
Publicado en: Congreso Internacional del Caribe en sus Literaturas y Culturas (3 : 2018 : Córdoba) - El Caribe en sus literaturas y culturas: perspectivas desde el sur - . (S.l.) : Universidad Nacional de Córdoba, 2019
Autor Principal: Henao Jaramillo, Simón
Formato: Documento de evento
Temas:
Acceso en línea:https://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/trab_eventos/ev.14472/ev.14472.pdf
https://rdu.unc.edu.ar/handle/11086/2263
Resumen:La primera en relatar en Ver lo que veo es una mujer mayor que, sentada en su mecedora y a través de la mirada señalada por el título de la novela, reconstruye el testimonio de una comunidad de despojados que, habiendo sido expulsados por la violencia de sus tierras, recaen en la isla de Manga, un suntuoso sector de casas palaciegas en Cartagena de donde pronto (y a ello se resisten) van a ser expulsados. En la isla, frente a la ciénega, un grupo heterogéneo de pobladores levantó sus casas y armó su barrio, un (y cito) "barrio sin nombre, sin lugar en el mapa, en el plano, en el catastro, invisible, tierra que hacemos y nos recibe para quedarnos enraizados, no nos vamos, respiración secreta, deseo puro deseo de vida. ¡Tierra, tierra, tierra!" (Burgos Cantor 19). La mirada de esta narradora focaliza en el carácter colectivo de la experiencia del despojo. Pero ella, que insiste reiteradamente en que aquello que ve es siempre lo mismo (paréntesis: así como empieza diciendo "Siempre veo lo mismo", termina la novela con la frase "Lo veo y lo veo"), esta narradora, repito, no es la única que narra. Como es costumbre en las novelas de Burgos, hay una constante insistencia en hilvanar diferentes voces narrativas. Así, narran también, entre otros, un heredero de una otrora fortuna azucarera hechado a menos y de cuyo relato se desprenden las voces de su esposa, su suegro y su hijo; un boxeador que empieza a hacer carrera y un cantante devenido ladrón. Todos exponentes de lo que, con Didi-Huberman, podríamos llamar "multiplicidad hormigueante de los bajos fondos" (106), habitantes de la isla de Manga que relatan a través de la rememoración. Hablan del presente acercándose al pasado. Son a la vez capas de pasado y estratos de presente. Al ser efectos de memoria estos relatos y sus intervalos son una variación del presente (al menos de ese presente desde el cual son enunciados) que se propaga en ondas de carácter colectivo y que, casi como un romancero, se instala en sus variaciones al interior de una comunidad y de un territorio determinado.

MARC

LEADER 00000naa a2200000 a 4500
001 EVENTO14303
008 190506s2019####|||#####|#####1###0#####d
100 |a Henao Jaramillo, Simón  |u Universidad Nacional de La Plata / Instituto de Investigaciones en Humanidades y Ciencias Sociales / CONICET 
245 1 0 |a Los balbuceos entre ruinas en Ver lo que veo de Roberto Burgos Cantor 
041 7 |2 ISO 639-1  |a es 
520 3 |a La primera en relatar en Ver lo que veo es una mujer mayor que, sentada en su mecedora y a través de la mirada señalada por el título de la novela, reconstruye el testimonio de una comunidad de despojados que, habiendo sido expulsados por la violencia de sus tierras, recaen en la isla de Manga, un suntuoso sector de casas palaciegas en Cartagena de donde pronto (y a ello se resisten) van a ser expulsados. En la isla, frente a la ciénega, un grupo heterogéneo de pobladores levantó sus casas y armó su barrio, un (y cito) "barrio sin nombre, sin lugar en el mapa, en el plano, en el catastro, invisible, tierra que hacemos y nos recibe para quedarnos enraizados, no nos vamos, respiración secreta, deseo puro deseo de vida. ¡Tierra, tierra, tierra!" (Burgos Cantor 19). La mirada de esta narradora focaliza en el carácter colectivo de la experiencia del despojo. Pero ella, que insiste reiteradamente en que aquello que ve es siempre lo mismo (paréntesis: así como empieza diciendo "Siempre veo lo mismo", termina la novela con la frase "Lo veo y lo veo"), esta narradora, repito, no es la única que narra. Como es costumbre en las novelas de Burgos, hay una constante insistencia en hilvanar diferentes voces narrativas. Así, narran también, entre otros, un heredero de una otrora fortuna azucarera hechado a menos y de cuyo relato se desprenden las voces de su esposa, su suegro y su hijo; un boxeador que empieza a hacer carrera y un cantante devenido ladrón. Todos exponentes de lo que, con Didi-Huberman, podríamos llamar "multiplicidad hormigueante de los bajos fondos" (106), habitantes de la isla de Manga que relatan a través de la rememoración. Hablan del presente acercándose al pasado. Son a la vez capas de pasado y estratos de presente. Al ser efectos de memoria estos relatos y sus intervalos son una variación del presente (al menos de ese presente desde el cual son enunciados) que se propaga en ondas de carácter colectivo y que, casi como un romancero, se instala en sus variaciones al interior de una comunidad y de un territorio determinado. 
653 |a Letras 
653 |a Literatura 
653 |a Memoria 
653 |a Colombia 
856 4 0 |u https://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/trab_eventos/ev.14472/ev.14472.pdf 
952 |u https://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/trab_eventos/ev.14472/ev.14472.pdf  |a MEMORIA ACADEMICA  |b MEMORIA ACADEMICA 
856 4 1 |u https://rdu.unc.edu.ar/handle/11086/2263 
773 0 |7 m2am  |a Congreso Internacional del Caribe en sus Literaturas y Culturas (3 : 2018 : Córdoba)  |t El Caribe en sus literaturas y culturas: perspectivas desde el sur  |d (S.l.) : Universidad Nacional de Córdoba, 2019 
542 1 |f Esta obra está bajo una licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional  |u http://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/4.0/