La vivienda popular, de la marginación a la ciudadanía
Publicado en: | Geograficando. Vol. 12 No. 2 (2016),e009 12. Ensenada : Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. Departamento de Geografía, 2017 Artículos |
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Autor Principal: | |
Formato: | Artículo |
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Acceso en línea: | https://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/art_revistas/pr.7664/pr.7664.pdf http://www.geograficando.fahce.unlp.edu.ar/article/view/Geoe009 |
Resumen: | La vivienda es algo más que la vivienda. Es el lugar de convivir, de reproducir la fuerza de trabajo y de construcción de lazos afectivos. La vivienda es también una de las condiciones para acceder de facto a la ciudadanía. Para muchos habitantes la vivienda es algo menos que una vivienda. La marginalidad territorial que es a su vez social genera una dinámica excluyente: dificultades formativas, vivir en un medio humano que comparte déficits de todo tipo; falta de relaciones con gentes distintas que pueden proporcionar pistas, contactos, informaciones y recomendaciones; sentirse excluido de los medios profesionales, académicos, culturales. El habitante en estos casos no puede ejercer de ciudadano, su status formal (si lo tiene) no puede ejercerlo. En nuestra cultura actual se da por obvio que todo el mundo tiene un derecho a la vivienda. Pero para muchos no lo es.<br />El fin de muchas políticas de vivienda social no tiene como objetivo principal el bienestar de la población y el derecho a la vivienda sino el negocio privado y la complicidad de la política pública cómplice y perversa (sean cuales sean las intenciones propagandísticas iniciales).<br />La ciudad como la vivienda es un proceso continuado, que no se puede dejar en manos exclusivas ni de gobernantes, ni de profesionales (arquitectos, urbanistas, etc) ni de los promotores y constructores. Y menos aún de los bancos y de los propietarios de suelo. Es la ciudadanía organizada que debe promover y guiar las dinámicas urbanas. En este proceso debe conquistar los derechos legítimos socialmente pero no formalizados o si lo están pero que en realidad la mayoría o amplios sectores de la población no los pueden ejercer, como es el caso de una vivienda digna e integrada en la ciudad. Housing is more than housing. It is the place to live together, to increase the workforce and to build affective bonds. Housing is also one of the conditions to access de facto to citizenship. For many inhabitants, housing is something less than housing. The territorial marginality, which is also social, generates an exclusionary dynamic: formative difficulties, to live in a human environment that shares deficits of all kinds; lack of relationships with different people who can provide clues, contacts, information and recommendations; to feel excluded from the professional, academic and cultural media. The inhabitant in these cases cannot exercise as a citizen, he cannot exercise his formal status (if he has one). In our current culture, it is obvious that everyone has a right to housing. But for many it is not. The end of many social housing politics does not have as main objective the well-being of the population and the right to housing, but the private business and the complicity of complicit and perverse public policy (whatever the initial propaganda intentions). The city as housing is a continuous process, which cannot be left in the exclusive hands of leaders, professionals (architects, town planners, etc.) or promoters and builders. And even less of the banks and landowners. It is organized citizenship that must promote and guide urban dynamics. In this process it must conquer the socially legitimate but not formalized rights or the ones that are, but in fact the majority or broad sectors of the population cannot exercise them, as is the case of a decent and integrated housing in the city. |
Descripción Física: | p.e009 |
ISSN: | ISSN 2346-898X |